Pasó el metal su filo,
por la estrechez de su diestra,
y desde su vida en vilo,
vio desfilar sus memorias,
y en las paredes grabándose,
las escenas, penosa vida,
como un calco de la tarde,
el final, póstumo día.
Al mientras de la siniestra,
y al unísono, al olvido,
de los de sangre cercanos,
e indiferencias extrañas,
bajando la capa negra
los ojos, cubierto el cuerpo
de la eterna siesta, gélida.
Los restos mortales, nada,
al indigente que pasa,
vale una mirada dar,
ido su último respiro,
por un arco de estrellas,
¡al lado de Dios él estará!
por la estrechez de su diestra,
y desde su vida en vilo,
vio desfilar sus memorias,
y en las paredes grabándose,
las escenas, penosa vida,
como un calco de la tarde,
el final, póstumo día.
Al mientras de la siniestra,
y al unísono, al olvido,
de los de sangre cercanos,
e indiferencias extrañas,
bajando la capa negra
los ojos, cubierto el cuerpo
de la eterna siesta, gélida.
Los restos mortales, nada,
al indigente que pasa,
vale una mirada dar,
ido su último respiro,
por un arco de estrellas,
¡al lado de Dios él estará!
(En memoria de todas aquellas personas que son postergadas no sólo en lo material, sino tambien en lo espiritual, en lo afectivo e ignoradas y se van desde este mundo en total soledad y olvido)