martes, 7 de diciembre de 2010

Demanda

Despreocupadas las estrellas,
sin preguntarse,
quienes eran ellas,
vibraban alegremente su vida,
mientras el campo sonreía,
a la amada señora luna,
tal como si fuese poesía,
al son de juglares grillos,
en cuán sinfonía.

¿Quién soy?
se preguntaba,
el análisis en su duda,
en la vívida noche,
con legiones de lumbreras,
fijando sus ojos en ellas.

Mientras la brisa nocturna,
delicada como la seda,
acariciaba la copa de los árboles,
con la sonrisa llena y plena,
incapacitada en discernir,
sin preguntarse,
quién era ella,
sólo daba,
sin pedir que le dieran.

¿Quién soy?
reiteró la pregunta,
ahora acompañada con la teoría,
el análisis en su duda,
mirando al espacio infinito,
desde su espacio del imperio,
de la razón absoluta.

Preguntas y preguntas rodaban,
por las cuestas de la lógica,
mientras la maravillas actuaban,
sin la idea de dónde procedían,
sin la imagen del mañana,
y sin saber quiénes eran,
ellas sólo otorgaban,
sin pedir que les dieran.

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