viernes, 24 de diciembre de 2010

Iluminando el camino

Surcan en la senda el relato solo,
los cruces de aflicciones y alegrías,
letra en la arena la biografía,
en romería y ropa en deterioro,
por el desierto, solar de su vida.

Calmoso el errante dando sus pasos,
los brazos lacios de tantos transcursos,
la contemplación náufraga en desganos,
los muros de compasión derribados,
por el ego idolatrado en el mundo,

Como la misteriosa, la leyenda,
de las vicisitudes del humano,
aquélla que quedó presa en el jarro,
de Pandora la Esperanza, ahora ella,
dejando al mundo a merced de lo vano.

El crepúsculo asirio va en avance,
al rey sol y al brasero del desierto,
atinando una gota de consuelo,
al peregrino de un río sin cauce,
y del sinfín de lo falso y lo cierto.

Pero esta noche acaecerá distinta,
un haz fulgente al oeste del camino,
alumbrando la tez del peregrino,
y la calzada de su biografía,
la llegada del máximo divino.

Mayor a Sirio de resplandeciente,
vibrando y orientando la gran estrella,
un áurea de frescura y de nueva,
la buena hora de trascendencia en ciernes,
el nacimiento de todas las eras,

En variación a Belén el romero,
y en curso de lejos a tres viajeros,
los reyes y la consabida historia,
de adoración marcada en la memoria,
al niño Dios, Jesús el nazareno.

El agua de esperanza se ha acercado,
al yermo sin derrotero y cegado,
de aquél peregrino de ésta historia,
contemplando ahora el pesebre, la Gloria,
la compasión y el amor puro…¡¡que ha llegado!!

No hay comentarios: