La marcha lenta a través,
de aquél estrecho camino,
recordando.
La vista en desinterés,
el Crepúsculo ya vino,
ya bajando.
Suprime toda materia,
sólo el último espirar,
va dejando,
Y el alma vacía y seria,
sin ojos para mirar,
meditando.
Claro silencio y el viento,
acariciando las flores,
crisantemos.
Confuso, raro momento,
qué sustancia sin dolores,
estaremos.
Amplio y exiguo el pasado,
efímero y perdurable,
observando.
Y el espíritu callado,
en pena inconmensurable,
sollozando.
Sólo ente mudo, intangible,
sin prisión mundana al viento,
rememora.
El exiguo imperceptible,
el efímero momento,
ya no mora.
Raudamente a sucedido,
de ser a sin existencia,
separado.
Cuanto de valor perdido,
valor de sin pertenencia,
el prestado.
6 comentarios:
Se extrañaban tus versos...un placer leerte nuevamente. Te envío un gran saludo.
Muchas gracias, Graciela.
SAludos.
Gracias por tenerte aquí de nuevo.
Hermoso poema.
un abrazo
Hola Ma. Teresa.
Muchas Gracias:
Saludos
Después de bastante tiempo volví a mi blog y allí encontré un comentario tuyo,entonces fui a tu enlace y me deleité con tu poema tan singular y bello.
Hola Catalina.
Me alegro que estés de vuelta.
Muchas gracias.
Un abrazo enorme!
Publicar un comentario