Como una puesta del sol sin luna,
ó lumbreras sin fortuna,
el desaliento en clamor,
y apagada la brisa nocturna,
La calle deshabitada,
y con los naipes,
hacer la clásica jugada,
apostando una joya,
la única,
como la vía la más rezagada.
Aborda la celebración,
en orfandad el comienzo nuevo,
el de la naciente etapa,
en festiva anacoreta.
Añoranzas concretas y ataviadas,
antropomorfas, invisibles y sentadas,
a la mesa asistentes en la celebración,
exclusivas, en la hoy, huérfana casa.
ó lumbreras sin fortuna,
el desaliento en clamor,
y apagada la brisa nocturna,
La calle deshabitada,
y con los naipes,
hacer la clásica jugada,
apostando una joya,
la única,
como la vía la más rezagada.
Aborda la celebración,
en orfandad el comienzo nuevo,
el de la naciente etapa,
en festiva anacoreta.
Añoranzas concretas y ataviadas,
antropomorfas, invisibles y sentadas,
a la mesa asistentes en la celebración,
exclusivas, en la hoy, huérfana casa.
2 comentarios:
A veces la soledad
nos enseña,
no es mala compañía.
Hola MTeresa:
Es verdad...a veces es así.
Abrazos!
Publicar un comentario